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Arquitectos: HEMAA
- Área: 1060 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Rafael Gamo, César Béjar
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Concebido en los años cincuenta a raíz de largas exploraciones entre las piedras volcánicas del Xitle, ya ocupadas para ese entonces por fauna y flora endémica, pocos lugares de la ciudad representan un escenario tan rico para la arquitectura moderna en México como el Jardínes del Pedregal. Localizado en un predio de 3000 m2 donde alguna vez se erigió la casa de la familia Braüer (1955), este proyecto surge y absorbe los elementos característicos de un sitio que cautivó a arquitectos, fotógrafos, artistas y tantos otros intelectuales de la modernidad mexicana.
Volumétricamente, la propuesta se articula a partir de dos ejes. Por un lado, la retícula previa a este proyecto, un pequeño eco a la antigua casa Braüer. Por el otro, los preceptos establecidos ya desde un inicio del desarrollo del Pedregal, los cuales apostaban a que la arquitectura y el paisaje se comunicaran entre sí. Así tres casas se resguardan en medio de un jardín maduro. Como remate visual de las casas, un jardín de suculentas funge como espacio de contemplación y silencio. Este jardín incluye una escultura del estudio Tezontle que se remite a las grandes piezas de Edward James en la selva Huasteca, otro artista moderno cuyo interés era fundir arquitectura humana y vegetal en un solo diálogo.
Los volúmenes de la casa son sencillos, sustentados en el principio de proporciones áureas. Columnas y ventanales se encargan de generar ritmo y secuencia, a la vez que proporcionan una cantidad perfecta de iluminación natural y de vistas orientadas hacia los jardines del conjunto en el caso de las áreas públicas y jardines privados en el de las íntimas.
El acceso a la casa lo guía una escalinata que resalta el carácter de la puerta principal y se rodea de jardineras y plantas en las fachadas. El vestíbulo constituye una primera escala interior desde la que se accede a la estancia y el comedor, que a su vez conducen a la cocina y a un cuarto familiar. Dormitorios y sala de televisión se encuentran en el segundo nivel, mientras que la tercera planta está reservada para un espacio específicamente dedicado a la comodidad, el cual se extiende en una terraza amplia y un gimnasio.
Los materiales elegidos para las fachadas delimitan geométricamente los diferentes niveles de volúmenes. Así se establece un orden y se crean bloques que demarcan el espacio entre losas, muros y columnas, a la vez que denotan la horizontalidad del proyecto y generan las plataformas necesarias para darle visibilidad a sus diferentes profundidades. Todo esto se enmarca a través de los despieces con proporciones áureas sobre una cantera gris que presume un rasgado de superficie a 45°.
Este pulido y elegante trabajo artesanal dota a la fachada de una identidad única que, a través del uso de materiales de origen local, se remite una vez más a lo mejor de la arquitectura del movimiento modernista en el Pedregal. Ante la firmeza sólida de la cantera, de las herrerías y del concreto, el diseño de interiores ofrece un contraste a través de la calidez del roble, de muros teñidos que hacen eco de la cantera y de una iluminación tenue que suaviza y otorga prioridad a los espacios abiertos del entorno natural de la zona.